En los ciclos de reproducción asistida uno de los parámetros fundamentales a tener en cuenta es el de contar con el semen en el mejor estado posible. Los espermatozoides son los encargados de trasportar la información genética del varón hasta el óvulo y esta información está contenida en el ADN. Este puede presentar alteraciones, roturas o delecciones. Y lo que llamamos la fragmentación del ADN espermático se refiere al número de estas anomalías que presenta el ADN. Cuantas menos alteraciones tenga el material genético, se dice que tiene mayor integridad y por tanto contamos con mayores posibilidades de éxito. La cuestión es que en determinados casos, como son por ejemplo precedentes de aborto, que el varón sea mayor de 45 años o simplemente episodios recientes de fiebre alta, entre otros muchos, hacen recomendable un análisis de este ADN. Mediante el llamado test del Túnel y con solo una muestra de semen obtenida en un frasco estéril poder cambiar el rumbo de nuestro futuro como padres… ¿no te parece increíble?