Los avatares de un tratamiento de reproducción asistida pueden llegar a generar un sentimiento de miedo al fracaso en la mujer que participa en él. Por eso, en las Clínicas IREMA somos conscientes de la necesidad de realizar un seguimiento constante de los estados emocionales de nuestras pacientes. No todo se reduce, por lo tanto, a procesos físicos y embrionarios, sino que tu predisposición mental es fundamental. De lo contrario, darás vida a unos condicionamientos que no serán nada positivos para el éxito de los tratamientos.
Los problemas psicológicos y sus soluciones en los tratamientos de reproducción asistida
Participar en un tratamiento de reproducción asistida (como, por ejemplo, la fecundación in vitro) ya implica una decisión que de entrada, para ti ya tiene un coste emocional importante. Y es que has de valorar que la determinación de apostar por la reproducción asistida suele llegar tras periodos de más de un año de intentos de tener descendencia de manera natural.
De manera que ya se ha producido la primera constatación de una incapacidad de procreación por tu parte. Llega entonces el momento de someterte al tratamiento de reproducción asistida. Para muchas mujeres, esto supone un cierto shock, ya que tienen que asumir los costes económicos, temporales y emocionales relacionados con este proyecto. Se trata, además, de métodos sofisticados y con explicaciones muy complejas acerca de las técnicas.
No hagas como sucede a menudo con pacientes que no entienden algunas cuestiones de estos tratamientos y no se atreven a preguntar a los médicos para salir de dudas. Esto es un gran error, ya que aumentaría tu inseguridad. Precisamente, para evitar esta incertidumbre, en las Clínicas IREMA contamos con una psicóloga que realiza un seguimiento del estado emocional de la paciente. Aparte, el resto de profesionales de nuestro centro médico también tiene claro que ha de actuar con la máxima empatía, es decir, ha de ser sensible a los sentimientos de las pacientes y ponerse en su piel.
No cabe duda de que tu forma de experimentar las vicisitudes del tratamiento de fertilidad va a ser clave para su buen fin. Y es que una de las máximas de los profesionales de la salud consiste en tratar de fomentar una predisposición positiva hacia el tratamiento. Lo contrario, de hecho, puede transmitir efectos negativos al sistema inmunológico, con las nefastas consecuencias que ello implica.
Tomar parte en un proceso de reproducción asistida conlleva asumir unas pautas de actuación, las cuales se traducen en pruebas, plazos y objetivos. Por consiguiente, has de ser realista con estos escenarios y no intentar que se adapten a tus intereses. Por mucho que lo pretendas, esto no va a ocurrir, ya que los procesos vitales siguen su propio curso natural, el cual no podemos forzar.
En este aspecto, es normal empezar un tratamiento de fertilidad depositando en él unas altas expectativas de éxito. Sin embargo, te advertimos que es de lo más normal que no se produzcan resultados inmediatos. El 100 % de éxito no está, en ningún caso, garantizado.
Es entonces cuando surge el reverso de la esperanza, que no es otro que el miedo. Y este miedo debe ser gestionado correctamente por ti (es natural que aparezca) con la ayuda de nuestra psicóloga, para que no sea contraproducente en el marco del tratamiento. Tu pareja y tu familia también tendrán una importancia esencial en el proceso de asunción de los costes emocionales del tratamiento. Sentir frustración, resignación, cabreo o rabia forma parte de etapas comunes, pero no deben prolongarse más de lo debido, ya que el éxito de la empresa depende de tu máxima receptividad.
Por último, también hemos de considerar un trastorno físico. Y es que los tratamientos con estimulación de la ovulación provocan que la mujer esté más sensible, cosa que es necesario que sepas.